Armando Garlun
Monterrey, México.

Armando García Luna (A. Garlun) nace en Monterrey, México cuando el país está en plena construcción cultural e intelectual de la modernidad una vez pasada la influencia de los vanguardistas europeos en México. No ajeno a ello y alimentado por las corrientes pictóricas y por el conocimiento científico, se desarrolla en diversos ámbitos profesionales y vocacionales.

Por su lado vocacional, y me atrevería a decir pasional, el campo de la creatividad y las artes ha sido motor en su búsqueda de la belleza y en el entendimiento del universo humano. Se inicia en el estudio de las Artes Plásticas a finales de los años 60’s e incursiona en diferentes campos como la pintura, diseño de escenografía y vestuario para teatro y televisión, llegando a ser director de arte en la principal televisora de México.

La formación científica y el espíritu de experimentación de Garlun lo llevan a la búsqueda, arriesga y gana; imagina, crea y materializa; busca y encuentra y nos presenta una serie que va desde la ausencia de color, pasando por todas las tonalidades hasta llegar a la pureza de la unión de todos ellos.

Forma, color, propuesta, representación, luz, sombra. Sus cuadros retan al espectador para que sus ojos obtengan de ellos lo que del blanco surge, complementar la emoción, el sentimiento; fusionar dos miradas en una. Garlun expone su obra para ser mirada y mirar a través de ella. Toma de la materia, que conoce bien a bien a nivel microscópico, lo que ésta quiere trasmitir y lo logra a través de su forma, de su propia materialidad y nos lo presenta de manera tal, que nos sumerge a un su mundo libre de reglas, lleno de matices y de expresión. De precisión milimétrica en el uso de los elementos, la yuxtaposición de su puntos (sin llegar a ser puntillismo) , sus trazos, el uso de láminas casi imperceptibles a la vista, construye y nos sumergen al mundo cristalino de su realidad. Relieve que forma cuerpo, cuerpo que forma relato, relato que cuenta historias, historias de la cotidianeidad, de la suya y de la nuestra, que incluye pasión, fuerza, voluntad, que puede ser caos y que llega a la paz.